Tuberculosis: Qué es, síntomas, diagnóstico y tratamiento

Actualizado el día 13 de marzo de 2024 por Alfredo Carpintero Angulo

La tuberculosis es una enfermedad muy conocida y temida, especialmente por su capacidad de infección, la cual suele afectar la capacidad respiratoria de forma grave. Aunque hoy día existen muchos antibióticos, algunas cepas de la tuberculosis podrían crear resistencia a los medicamentos. Esta enfermedad es peligrosa y, si no se trata a tiempo, podría llegar a ser mortal.

¿Qué es la tuberculosis? ¿Cuáles son los síntomas que la acompañan? ¿Qué la causa? Veremos las respuestas enseguida, así como el tratamiento que se le da a esta enfermedad.

¿Qué es la tuberculosis?

La tubercolisis es una enfermedad bacteriana potencialmente peligrosa que, por lo general, se aloja en los pulmones causando serios problemas respiratorios. La bacteria que causa la tuberculosis (Mycobacterium tuberculosis), ataca la mayoría de las veces a los pulmones, aunque pudiera llegar a atacar a otras partes del cuerpo, como por ejemplo, riñones, columna vertebral y cerebro.

Esta enfermedad se contagia a través de las partículas de saliva que se dispersan al hablar o toser. Quienes tienen un sistema inmunológico débil son más propensos a contraer este tipo de infecciones. Toma tiempo superar por completo esta enfermedad y, además, se necesita un tratamiento estricto y observación médica hasta su total recuperación.

Si la bacteria de la tuberculosis se aloja en un cuerpo sano, las defensas naturales del cuerpo ayudarán a que no se presenten síntomas graves. Existen dos tipos de tuberculosis.

• Tuberculosis latente.  Es un tipo de tuberculosis inactiva que se hospeda en el cuerpo sin presentar síntomas. En este estado, la tuberculosis no es contagiosa. Sin embargo, puede convertirse en tuberculosis activa.
• Tuberculosis activa. La bacteria de la tuberculosis activa puede durar mucho tiempo en el cuerpo, antes de presentar síntomas. En este estado, sí puede ser contagiosa.

Síntomas de la tuberculosis

La tuberculosis muestra múltiples síntomas que, en conjunto, facilitan un diagnóstico. Entre los síntomas más comunes encontramos: 

• Dolor en el pecho. Especialmente en la zona del corazón.
• Dificultad para respirar. Esta se puede presentar en cualquier momento, sea que se esté realizando actividad física o no.
• Tos. La diferencia entre esta y la causada por otras enfermedades, es que se extiende por más de 3 semanas. 
• Flema. Uno de los rasgos distintivos de la tuberculosis es que viene acompañada con sangre.
• Malestar general. Este incluye cansancio físico extremo, fiebre, sudoración, entre otros síntomas.
• Pérdida de peso. Además de la falta de apetito, el cuerpo no procesa bien los alimentos consumidos.

La tuberculosis puede afectar otras partes del cuerpo fuera de los pulmones. Los síntomas de cada caso varían dependiendo de la zona afectada. Si bien los descritos apuntan a esta enfermedad, también pueden ser parte de otros padecimientos. Por eso, se recomienda consultar a un médico para un diagnóstico seguro.

Causas y diagnóstico de la tuberculosis

La tuberculosis normalmente es contagiada de persona a persona, mediante las micropartículas de saliva que se suspenden en el aire cuando alguien infectado tose, se ríe, habla, canta, escupe o estornuda. No se contagia por tacto o al compartir alimentos. La bacteria de tuberculosis es más común en ciertos países de África, Latinoamérica o Asia. 

La bacteria que produce este padecimiento es difícil de contraer. Hay que estar en contacto cercano con una persona infectada para que ingrese en el organismo. Si bien existen medicamentos para contrarrestar la tuberculosis, si no se trata de la manera correcta, la bacteria puede hacerse resistente a los medicamentos y terminar siendo letal.

Cualquier persona puede contraer esta enfermedad. Sin embargo, existen ciertos factores de riesgo que pueden influir en ello. Veamos cuáles son.

• Personas cercanas contagiadas. Si se tiene un familiar enfermo con tuberculosis al que se deba cuidar, hay que tomar las medidas pertinentes para evitar el contagio. Esto también aplica en el caso de profesionales de la salud que atienden a un paciente infectado.
• Personas con sistema inmunitario débil. Las personas con un sistema inmunitario deficiente tienen más posibilidades de contraer la bacteria, sea en su forma activa o inactiva. Esta condición se presenta, sobre todo, en enfermedades como el sida o VIH, diabetes, entre otros.
• Vivir en zonas donde el virus sea común. Este virus es muy conocido en países como Latinoamérica, Rusia, África, Asia y Europa del este. También hay sitios donde se concentran los casos de tuberculosis como, residencias de ancianos, cárceles o refugios para damnificados. Si se vive cerca de estos lugares, el riesgo de contagio es mayor.
• Abusar de las drogas o el alcohol. Estas prácticas debilitan el sistema inmunitario y dejan a la persona propensa a padecer múltiples enfermedades. Como el cuerpo no tiene las defensas que necesita, contrae fácilmente cualquier bacteria.

Tratamiento para la tuberculosis

Existen diferentes análisis que se realizan para determinar si una persona tiene la bacteria de tuberculosis o no. Mencionemos los más recomendados.

Prueba cutánea

Se inyecta una pequeña dosis de una sustancia denominada tuberculina debajo de la piel y en la zona del antebrazo, se deja actuar de 48 a 72 horas, y se analiza si el lugar se ha hinchado. Tomando en cuenta el tamaño de la inflamación, se puede determinar si la persona está infectada.

Análisis de sangre

Las pruebas de sangre en laboratorios son muy comunes. Estas pueden ayudar al médico a ver cómo responde el sistema inmunitario a las bacterias. 

Radiografías o tomografías

Una radiografía puede reflejar si la bacteria de la tuberculosis está alojada en los pulmones y el avance de la infección.

Examen de esputo

En este se toman muestras de la mucosidad que expulsa la persona al toser, para luego buscar en ella la presencia de la bacteria. También se puede recomendar este análisis si la bacteria está creando resistencia a los medicamentos recomendados.

Todos estos análisis son importantes para tratar la enfermedad a tiempo y, con los medicamentos que sean más eficaces según el caso. Hay muchos factores que influyen antes de estipular un tratamiento. Por ejemplo, edad del paciente, zona atacada por la bacteria, estado de la infección y si existe resistencia a los medicamentos. 

El tratamiento a seguir, por lo general, es a base de fármacos, los cuales deben ser aprobados por el médico, además de señalar cuáles serán los parámetros que regirán su consumo. Esto incluye tanto la dosis como su duración. Siempre se debe seguir las recomendaciones del profesional de la salud.

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